La cúrcuma es una especia de un color dorado muy vivo que se obtiene al triturar las raíces de unas plantas originarias de la india parecidas al jengibre.
Los países orientales la añaden muchísimo en la cocina, formando parte de la mayoría de currys. También la medicina ayurvédica la usa como uno de los remedios naturales más preciados en enfermedades del hígado, piel, estómago, etc.
Por lo que despierta más interés en los últimos años es por los efectos que ejerce a largo plazo como antioxidante, anticancerígeno y por ser uno de los antiinflamatorios naturales más potentes. Estos beneficios están documentados y sabemos que son una prevención en múltiples enfermedades.
La forma más efectiva de tomar cúrcuma es mezclándola con la comida ya que el hecho de que hayan otros nutrientes favorece su absorción. Añadiéndola de forma habitual en la cocina se irán obteniendo pequeñas dosis de forma constante, lo que acaba siendo la mejor forma de tomar un alimento con efecto preventivo.
Para cocinar la cúrcuma se puede añadir en las vinagretas o bien al final de los platos a base de pollo, ternera, pescado, verduras, arroz o pasta. Por ejemplo se puede saltear unos dados de pollo a la sartén con un poco de aceite, añadir 1 puerro laminado bien fino, salpimentarlo, dejarlo cocer 10 minutos todo junto y añadir arroz blanco hervido y una pizca de cúrcuma.
En el caso de que se prefiera tomar la cúrcuma en forma de comprimidos, estos se asimilarán mejor tomados junto con la comida.