La diverticulosis o enfermedad diverticular del colon se caracteriza por presentar divertículos, pequeñas hernias, en las paredes del colon. La incidencia está aumentando en personas alrededor de los 45-50 años. Se estima que cerca de la mitad de las personas con 60 años serán propensas a sufrirla.
Normalmente la enfermedad diverticular es asintomática, aunque en algunos casos puede haber dolor, distensión abdominal, flatulencia o cambios en el tránsito intestinal (diarrea o estreñimiento). Su diagnóstico suele producirse al examinar el colon mediante una sigmoidoscopia, colonoscopia o TAC.
La diverticulitis se desarrolla cuando los divertículos del colon se inflaman e infectan. Esta se manifiesta con dolor abdominal intenso tipo cólico, fiebre, náuseas y vómitos. En ocasiones pueden llegar a necesitar hospitalización y cirugía.
Tanto para prevenir la aparición de divertículos como para evitar complicaciones de diverticulitis agudas es importante mantener un estilo de vida saludable, teniendo un peso adecuado, realizando ejercicio físico moderado regular y evitando el tabaco.
La alimentación juega un papel importante en el tratamiento de la diverticulosis:
Diverticulitis aguda
En caso de diverticulitis, se recomienda seguir una dieta líquida 2-3 días hasta que los síntomas remitan y luego ir progresando de dieta baja en fibra a dieta alta en fibra.
Para prevenir diverticulosis o en casos de diverticulosis no complicada
Para prevenir la aparición de diverticulosis se recomienda seguir una pauta de dieta rica en fibra.
La fibra se asocia al aumento del volumen de las heces y mayor tránsito intestinal. Por la cual cosa no habría aumento de la presión y, consecuentemente, se reduciría la posibilidad que la mucosa formara esas hernias en las áreas más débiles del colon.
Los principales grupos de alimentos que tienen un contenido de fibra elevado son las frutas, las verduras, los cereales, las legumbres y los frutos secos.
Hay dos tipos de fibra:
Fibra insoluble
La fibra insoluble es la encargada de dar forma y volumen a las heces, acelera el tránsito y promueve los movimientos intestinales, evitando que haya presión en el colon.
Fibra soluble
La fibra soluble se mezcla con los líquidos formando un gel y dándole viscosidad a las heces. Enlentece el vaciamiento gástrico y prolonga la sensación de saciedad. Por eso, seguir una dieta alta en fibra se asocia a menos grasa abdominal y menor riesgo de exceso de peso y obesidad, que son factores de riesgo de diverticulosis. La fibra soluble es la fibra más fermentable, por lo tanto, en algunos casos puede dar más sintomatología digestiva como: flatulencias, meteorismo, distensión y dolor abdominal.
Para mantener una alimentación rica en fibra se debe:
- Tomar un mínimo de 2 piezas de fruta al día, priorizando las que más fibra tengan y con piel, parte donde se encuentra la mayor cantidad de fibra.
- Consumir 2 raciones de verdura al día (cruda o cocida) tanto en la comida como en las cenas: en forma de ensalada, verdura al horno, hervida, a la papillote, salteada, al microondas…
- Comer regularmente legumbre (más de 3 veces a la semana) como lentejas, garbanzos, guisantes, soja, judía blanca… En forma de ensalada, humus, guisados, hamburguesa, en purés…
- Añadir diariamente a nuestra alimentación un puñado de frutos secos crudos o tostados: nueces, almendras, pistachos, avellanas…
- Dar preferencia al consumo de cereales en sus versiones integrales: pan integral, pasta o arroz integral, cereales de desayuno integrales.
- Evitar un elevado consumo de carnes rojas y embutidos.
Aunque comúnmente se haya recomendado no consumir frutos secos y semillas en pacientes con diverticulosis, la evidencia científica demuestra que, no solo no es un factor de riesgo, sino que tiene un efecto protector. Estos contribuyen en aumentar el contenido total de fibra en la alimentación.