¿Qué son los FODMAP?
FODMAP es el acrónimo de Fermentable Oligosacáridos, Disacáridos, Monosacáridos y Polioles, un grupo de carbohidratos que pueden no ser absorbidos en su totalidad en el intestino delgado y al llegar al colon son fermentados por las bacterias, pudiendo producir sintomatología digestiva como hinchazón, dolor abdominal, gases, diarrea y/o estreñimiento.
Estos carbohidratos se encuentran en una amplia variedad de alimentos, pero los más comunes incluyen:
- Oligosacáridos: como los fructanos (presentes en trigo, cebolla, ajo) y los galactanos (legumbres).
- Disacáridos: como la lactosa, el azúcar presente en la leche y productos lácteos.
- Monosacáridos: como la fructosa en frutas como las manzanas, peras y miel.
- Polioles: como el sorbitol y manitol, que se encuentran en algunos edulcorantes y frutas como ciruelas y manzanas.
¿En qué consiste la dieta baja en FODMAP?
La dieta baja en FODMAP se divide en tres fases:
- Fase de eliminación: En esta etapa, se eliminan todos los alimentos altos en FODMAP durante un periodo de 4 semanas. El objetivo es reducir los síntomas digestivos.
- Fase de reintroducción: Si la dieta ha conseguido mejorar la sintomatología, se reintroducen gradualmente los diferentes grupos de alimentos por separado. Esto permite identificar cuáles son los carbohidratos específicos que desencadenan los síntomas en cada persona. Si no se ha notado ninguna mejora en la sintomatología, no es necesario realizar una reintroducción progresiva y se debe normalizar la dieta y buscar otras estrategias para paliar las molestias digestivas.
- Fase de personalización: En base a la respuesta de la fase de reintroducción, se ajusta la dieta a largo plazo, evitando solo los FODMAP que causan síntomas, pero permitiendo el consumo de los que son bien tolerados. El objetivo es conseguir que la dieta sea lo más variada y completa posible.
¿Quiénes pueden beneficiarse de esta dieta?
La dieta baja en FODMAP es especialmente eficaz para personas con síndrome de intestino irritable (SII), también puede ser útil para quienes padecen otras condiciones digestivas, como la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), el síndrome de sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO) o la dispepsia funcional.
Sin embargo, esta dieta no es adecuada para todos. Es importante realizarla bajo la indicación y supervisión de un médico o nutricionista especializado, ya que puede ser restrictiva y conlleva el riesgo de carencias nutricionales si no se maneja adecuadamente.
¿Porque no se debe realizar la dieta baja en FOMDAP más de 4 semanas?
Es crucial entender que la dieta baja en FODMAP no debe mantenerse en su fase más restrictiva a largo plazo. La fase de reintroducción es vital para identificar los alimentos tolerados y evitar deficiencias nutricionales, ya que la eliminación prolongada de grupos de alimentos importantes podría afectar negativamente la salud intestinal.
El intestino está poblado por billones de bacterias que forman la microbiota intestinal, la cual desempeña un papel esencial en la salud digestiva y general.
Los FODMAP que no se absorben totalmente en el intestino delgado, actúan como sustrato para la microbiota intestinal cuando llegan al colon. En el colon, las bacterias fermentan estos carbohidratos, produciendo ácidos grasos de cadena corta (AGCC), como el butirato, el acetato y el propionato. Estos AGCC son beneficiosos para la salud intestinal ya que proporcionan energía a las células intestinales, reducen la inflamación y fortalecen la barrera intestinal, previniendo la permeabilidad intestinal.
Además la presencia de FODMAP en la dieta promueve la diversidad y abundancia de bacterias beneficiosas. Mantener una microbiota diversa es básico para una función digestiva adecuada, el equilibrio inmunológico y la prevención de enfermedades intestinales y sistémicas.
Algunos alimentos ricos en FODMAP, como legumbres, frutas, verduras y granos integrales, son fuentes importantes de fibra, vitaminas y minerales. La fibra en particular es importante no solo para la salud intestinal, sino también para el control del colesterol, el mantenimiento de un peso saludable y la regulación del azúcar en la sangre.
Conclusión
La dieta baja en FODMAP es una herramienta eficaz para controlar los síntomas del síndrome de intestino irritable y otros trastornos digestivos. A través de la eliminación, reintroducción y personalización de los alimentos, muchas personas pueden encontrar alivio significativo de sus síntomas sin comprometer su salud nutricional. Es fundamental contar con el apoyo de un profesional de la salud para minimizar los riesgos asociados a esta dieta.