La dieta de enero está marcada por una voluntad de que sea ligera para compensar el probable exceso de las navidades. Aún así, enero es un mes frío, por lo que se requiere una alimentación que conforte y de sensación de plenitud.
Para lograr esto buscaremos alimentos nutritivos que tengan pocas calorías, como las verduras, el pescado o las carnes blancas, y procuraremos condimentar y cocinar de forma que se concentren los sabores y se aporte confort digestivo.
Las preparaciones a base de sopas, caldos y cremas son los platos estrella de este mes, así como los platos únicos a base de pescado, verduras y patata o legumbre.
Las verduras de esta temporada son las acelgas, las espinacas, las alcachofas, el brócoli, las coles y coliflores, las zanahorias y la remolacha. Y para hacer ensalada: las endivias, la escarola, loa tomates, el pimento rojo y el pepino.
De pescados abunda el bacalao, los mejillones y berberechos, las truchas, la lubina, el salmón, el pulpo y el fletán.
Un ejemplo para la comidas del mediodía puede ser un guiso de pulpo con puerro, cebolla y patata; plato único guisado con 1 cucharada de aceite por persona y condimentado con ajo y laurel. Se puede acompañar también con una ensalada de escarola, tomate, zanahoria rallada y nueces.
Combinaríamos con esta comida una cena a base de sopa o una crema de zanahoria y pavo a la papillote. Cocinar a la papillote deja más tierna la carne del pavo y permite que se cocine con muy poca grasa. Se puede condimentar con mostaza o añadir limón y pimienta.
Los desayunos se pueden hacer a base de yogur con muesli y alguna fruta de temporada como el caqui, las peras o manzanas o naranjas, y por las tardes incluir un licuado vegetal a base de manzana y zanahoria o remolacha y pera. Ambas opciones son bajas en grasas saturadas y son altamente nutritivas.