¿Qué papel juega la alimentación en la aparición del acné?
La alimentación saludable es aquella que permite alcanzar y mantener un funcionamiento óptimo del organismo, conservar, restablecer la salud o disminuir el riesgo de padecer enfermedades.
La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo y refleja el déficit de proteínas, vitaminas y minerales. Aunque la higiene y los factores hormonales son los principales relacionados, la alimentación juega un papel importante en la aparición del acné. Algunos alimentos desencadenan una respuesta hormonal que puede tener consecuencias no deseables para la piel.
El acné es una patología muy extendida de la piel, en la que el sebo producido por las glándulas sebáceas queda atrapado en el folículo de los poros.
La dieta Mediterránea tiene un papel protector frente al origen del acné: el hecho de comer verduras, frutas, frutos secos, predominantemente cereales integrales previene la producción de sebo.
La evidencia científica muestra que una gran ingesta de azúcares simples, promueve la aparición de acné. El hecho de reducir el azúcar de la dieta es una práctica llevada a cabo desde hace mucho tiempo como prevención de la aparición del acné. Por lo tanto, es recomendable llevar una dieta con bajo consumo de azúcares simples, ya que las personas que sufren acné tienen una intolerancia parcial al azúcar.
Además se ha estudiado el papel del índice glucémico de los alimentos. Los alimentos ricos en azúcares simples o mayor índice glucémico (galletas, dulces, bollería, harinas refinadas, zumos, refrescos…) fueron relacionados con mayor aparición de acné, por el incremento en la producción de sebo. Por lo tanto, para reducir el acné se optará por una dieta rica en alimentos integrales, legumbres, verduras y se evitaran los alimentos procesados. Un estudio australiano, publicado por Robyn N. Smith et al comprobó que aquellos individuos con una dieta de baja carga glucémica tenían menor gravedad en su acné.
Aparte de los dulces, también la leche se relaciona con mayor aparición del acné. Según el estudio publicado por Caroline L. LaRosa, sobretodo la leche desnatada, por los precursores hormonales que contribuyen a la producción de sebo. Y de ahí, que también el chocolate esté estrechamente asociado con el acné. No por el cacao, sino por la leche que pueda llevar o el azúcar añadido.
Cada día son más numerosos los suplementos para tratar el acné. En un estudio realizado en 2014, probaron los ácidos grasos omega-3, presentes en los aceites de pescado y ácido γ-linoleico presente en el aceite de borraja, como tratamiento. El objetivo del estudio era comprobar la eficacia del omega-3 en el tratamiento del acné. En el estudio coreano publicado por Jae Yoon Jung et al se confirmó una mejora clínica.
No solamente la alimentación previene la aparición del acné, sino que contribuye a una buena salud de la piel. El colágeno, que es la proteína que constituye la dermis, necesita de vitamina C para su formación. Por ello, un déficit de proteínas o vitamina C puede llevar a una alteración de la piel. Múltiples micronutrientes como el zinc, el yodo o vitaminas E, A, complejo B se están relacionando con la reducción del acné, por su efecto antiinflamatorio, aunque no hay evidencia científica clara. Todavía faltan estudios para esclarecer este tema.
Por lo tanto, las recomendaciones dietéticas generales para reducir la aparición del acné son seguir un patrón alimentario de Dieta Mediterránea, donde predominen las verduras, fruta fresca, legumbre, arroz, pan y pasta integrales, carne blanca (pollo, pavo o conejo), pescado blanco y azul y frutos secos. Además de reducir el consumo de azúcares simples como postres dulces, refrescos, bollería, harinas refinadas, etc.
Para cuidar la piel, no olvides cuidar tu alimentación.