La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad autoimmune crónica, en la que el sistema inmunitario ataca por error al organismo sano. Se caracteriza por la afectación en las articulaciones y tejidos circundantes. Esto genera inflamación articular, dolor y posible daño en la articulación. Además se presentan síntomas generales inespecíficos y muy variables según la persona, como cansancio, sensación de malestar, inapetencia, pérdida de peso y manifestaciones extraarticulares (cutáneas, cardíacas, pulmonares, oculares, etc).
Las características clínicas de la artritis reumatoide justifican que se aborde de forma multidisciplinar, dentro de la que se incluye la intervención nutricional. Los componentes de la dieta pueden interferir en el proceso inflamatorio y pueden actuar como coadyuvantes en el tratamiento de la AR.
Recomendaciones dietéticas para la artritis reumatoide
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- Seguir un patrón de Dieta Mediterránea, caracterizado por un alto contenido de frutas, vegetales, legumbres, cereales integrales y grasas monoinsaturadas (aceite de oliva), un contenido moderado de pescado y carnes blancas y un contenido bajo de productos lácteos y carne roja. Esta dieta es rica en antioxidantes como la vitamina C y E, carotenoides y polifenoles.
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- Reducir el consumo de azúcares simples por su repercusión en el aumento de la inflamación.
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- Controlar la calidad de las fuentes de grasas de la dieta. Priorizar el consumo de aceite de oliva virgen extra que tiene propiedades antiinflamatorias y antioxidantes. Se han visto ciertos efectos terapéuticos del aceite de oliva en personas con AR. También hay numerosos estudios que ponen de manifiesto los beneficios clínicos de los ácidos grasos omega-3, presentes en pescado azul y frutos secos. Un estudio japonés publicado en febrero de 2017, publicado en Clinical Nutrition postula los ácidos grasos omega-3 como factores clave en la reducción de la actividad de la AR. Incluso se ha demostrado que reduce el dolor, rigidez matutina, el número de articulacions inflamadas y se reduce la actividad de la artritis reumatoide. Por otro lado, se debe evitar el consumo de grasas saturadas, presentes en las grasas animales y procesados (galletas, bollería, embutidos, productos procesados, alimentos precocinados…) ya que hacen aumentar la inflamación.
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- Es necesario suplementar con vitamina D cuando la persona presenta carencias. En un ensayo clínico liderado por Brohult et al, después de un año suplementando con calcifediol, se evidenció un efecto positivo en la actividad de artritis reumatoide en pacientes deficitarios en vitamina D.
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- Puede ser beneficioso eliminar el consumo de café en aquellos pacientes en tratamiento con metotrexato por la disminución en la eficacia del tratamiento.
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- No hay estudios concluyentes sobre la suplementación con vitaminas del grupo B, selenio, vitamina A, vitamina C. Si se está en tratamiento con metotrexato, (antagonista del folato) puede ser necesario suplementar con ácido fólico. También se debe de valorar el posible déficit de vitamina B12.
- Se ha demostrado que la actividad física no perjudica la artritis reumatoide y puede tener beneficios adicionales. Se recomienda combinar ejercicios aeróbicos con ejercicios de fuerza muscular asesorados por un especialista. La actividad física debe ser de bajo impacto para evitar el dolor y las lesiones musculoesqueléticas, como yoga o taichi.
Si usted padece artritis reumatoide, puede acudir a Clínica ServiDigest, donde le asesoraremos con un plan de alimentación adaptado.